martes, 4 de noviembre de 2014

LA EXPLOSIÓN DEL COHETE ANTARES



La explosión, a los pocos segundos de despegar, del cohete estadounidense Antares de la empresa Orbital, bajo encargo de la NASA, aparca de momento el plan de ocho lanzamientos contratados para enviar suministros a la Estación Espacial Internacional (ISS). El que explotó el martes por la tarde (en la madrugada del miércoles en España) era el  tercero de esos ocho vuelos. “En cuanto a los siguientes pasos de Antares, no volveremos a volar hasta que comprendamos la causa de raíz [del accidente] y tomemos las medidas correctoras necesarias para asegurar que no vuelve a suceder; es demasiado pronto para poder decir cuánto tiempo se puede tardar”, declaró el vicepresidente ejecutivo de Orbital, Frank Culbertson, antiguo astronauta de la NASA, pocas horas después de la pérdida de su cohete. “Seguiremos el proceso debido, con profesionalidad y en profundidad… y puedo asegurarles que descubriremos qué ha fallado, lo corregiremos y volaremos de nuevo”.


La destrucción del cohete ha dirigido la mirada de los expertos hacia la estrategia de la NASA de ceder al sector privado, y financiándolo, no solo el envío de cargas a la ISS, sino también los vuelos con astronautas, estrategia que se ha concretado recientemente mediante contratos con otra empresa, SpaceX, para desarrollar una nave tripulada que podría volar dentro de tres o cuatro años, y con el gigante Boeing con similar objetivo. Esta estrategia pretende, según ha explicado la NASA, agilizar los programas espaciales, reducir costes e incentivar el sector industrial con nuevas áreas de actividad, pero no han faltado críticas cuestionando la eficacia de estos contratos y la reducción real inversión que se logrará.

MARCO GARCÍA

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